(Comentario de Víctor Sánchez sobre el evento de Diciembre de 2012 en Real de Catorce, SLP. México.)
Debido a que al ciclo de 5125 años de la Cuenta Larga del Calendario Maya-Tolteca llega a su fin este diciembre próximo, muchas personas están profetizando ya sea el fin del mundo o el inicio de una nueva era de iluminación espiritual para la humanidad. Por mi parte yo pienso que no será ni lo uno ni lo otro.
Lo que se conoce popularmente como «calendario maya» es en realidad el calendario mesoamericano y debido a que los toltecas representan la más importante matriz cultural de Mesoamérica, el calendario Maya es de hecho también el Calendario Tolteca. En realidad este calendario no es un solo calendario sino una combinación de tres: el calendario sagrado (llamado Tsolkin entre los mayas y Tonalpohualli entre los grupos de habla Nahuatl, como los aztecas y los meshicas), el calendario solar y la cuenta larga. Sin embargo, las películas de Hollywood, los libros de la llamada nueva era y la cauda interminable de rumores han promovido la idea de que los mayas profetizaron el fin del mundo para Diciembre de 2012. Esas ideas no tienen sentido, porque el entendimiento del tiempo de los Toltecas y los Mayas no tenia como pretensión predecir el futuro. Con sus calendarios ellos querían contar el tiempo, entender su propia historia y desde un punto de vista filosófico, reflexionar acerca del lugar y la responsabilidad que les correspondía dentro de la interminable linea del tiempo.
En cualquier caso, el final y reinicio de un calendario tan largo no es un asunto trivial. Sucede solo cada 52 siglos y solo un par de generaciones en la historia de la humanidad tienen la oportunidad de estar presentes durante un momento tan especial. Por lo que hace al significado la comprensión del tiempo alcanzada por los Toltecas y los Mayas tiene mucho que enseñarnos en esta era en que el tiempo parece consistir en ese espacio cotidiano en el que todo parece reducirse a: compra-ahora-mismo-tanto-como-puedas-y-eso-es-todo.
Cuando empece a escuchar historias acerca de las supuestas «profecías mayas» del que el mundo se acabaría en diciembre de 2012, mi primera reacción fue de incredulidad: como llegamos al punto de inventar que los mayas eran profetas de desastres?. Mi segunda reacción fue la de querer enmbarcarme en una contra-campaña en contra de esas historias basadas en la ficción que generaban una falsa representación de la cultura mesoamericana Por contraste, lo que yo quería era difundir la comprensión de que el auténtico conocimiento de las antiguas culturas indígenas de México, es bello, poderoso e inspirador tal como es, si necesidad de pretender «embellecerlo» mezclándolo con fantasías. Fue entonces que pensé que -por el otro lado- si tiene sentido celebrar el año nuevo después de un ciclo de tan solo 365 días, quizá podría tener mucho mas sentido celebrar el cierre de un ciclo de tiempo de mas de 5000 años. Para ser exactos, un ciclo de 1,872,000 días. Desde luego soy consciente de que en nuestro mundo moderno no vivimos utilizando el Calendario Maya y que no contemplamos el tiempo desde una perspectiva tan larga como ellos hacían… pero quizá deberíamos hacerlo. Si lo hiciéramos, quizá podríamos entender mejor la evolución humana y la responsabilidad personal desde una perspectiva mas amplia y mas profunda que -por ejemplo- contribuyera mejor a la causa de nuestra sobrevivencia como especie.
Es debido a esta reflexión que decidí organizar este evento especial que nace con un un doble propósito:
1. Celebrar el fin del Baktun 13 (la cuenta larga tiene 13 Baktunes, que son periodos de 144,000 días, cada uno) y…
2. Promover la comprensión de los verdaderos tesoros que el conocimiento Tolteca y Maya acerca del tiempo y el espíritu, tiene en reserva para nosotros.
Fue en este contexto en el tuve la visión de una Celebración del Nuevo Ciclo del Calendario Maya-Tolteca. Pero, ¿cómo deberíamos celebrar un ciclo así de largo y extraordinario? Bueno-pensé- una celebración es asunto de alegría … pero ¿cómo podía estar allí la alegría, si no entendiéramos aquello que estamos celebrando? Entonces tuve la imagen de que la celebración debería incluir tanto alegría y como aprendizaje y comprensión de aquello que celebramos. Al mismo tiempo, este tipo de comprensión requiere algo más que palabras e ideas. Requiere del tipo de aprendizaje que solo se consigue a través de la experiencia y que más que a nuestra mente, toca a nuestro corazón. Y así es como, finalmente, llegué a esta idea de celebrar disfrutando el aprender -a través de la experiencia- sobre la mágica herencia que nos dejaron Mayas y Toltecas.
Espero que no faltes.
Por; Víctor Sánchez